Al principio fue solo una idea… un sueño…
La idea, surgida en el año 2010 mientras desarrollábamos labores en la sede de la Fundación Don Bosco Mérida, empezó a tomar forma en la mente de un pequeño grupo de personas animadas por el deseo de atender, específicamente, a las niñas que viven en contextos desfavorables y precarios en el sector de Los Curos, en la ciudad de Mérida.
Una vez que decidimos poner a andar el proyecto, vivimos un inevitable y muy necesario periodo de reflexiones, encuentros y largas reuniones en las que buscábamos esclarecer completamente el camino que íbamos a emprender; eso nos aclaró el siguiente paso: la búsqueda de financiamiento.
Gracias al apoyo institucional de la Fundación Don Bosco, al CPTH (Centro para la transformación del hábitat y la vivienda) que ha facilitado la utilización de una parte de su propia sede y, sobre todo, a la ayuda económica de la Fondazione Chincherini, pudimos darle vida a esta experiencia, con la que iniciamos labores en noviembre del año 2010.
El proyecto inicial comprendía atención a niñas pues sentíamos que las niñas no solo son el eslabón más frágil de la convivencia social sino probablemente el menos atendido; sin embargo, la realidad muy pronto nos obligó a dar un golpe de timón: la mayoría de las niñas que recibían atención en el Jardín, tenían hermanos a los que se sentían muy unidos, y peor aún: se corría el riesgo de crear un cierto malestar si se quedaban por fuera. Por lo tanto, desde muy temprano, en el proceso de implementación del proyecto se incluyeron niños, con la condición de que fueran hermanos de las niñas seleccionadas inicialmente. Así se completaron los primeros grupos asistidos en el Jardín gracias a haber recibido una casa en comodato en la urbanización Los Curos.
Este es un logro muy importante para nosotros ya que desde el principio estábamos claros en que nuestra zona de acción seria la comunidad de Los Curos en Mérida, una zona muy vasta que tiene bastante necesidad de atención.
En octubre del 2012, después de casi dos años de trabajo y de consolidación del proyecto, finalmente se constituye legal y autónomamente la Asociación Civil El Jardín de la Esperanza. En febrero de 2013 logramos ser reconocidos por el CDNNA (Consejo de Protección Niños, Niñas y Adolescentes) como entidad de atención para menores.
En la actualidad, el Jardín de la Esperanza ofrece cuidados, alimentación, atención médica y formación educativa a un grupo de niños de la Comunidad de Los Curos y está estudiando la posibilidad de acoger también adolescentes en riesgo.